Las historias que cuentan los mapas
Para extraer conocimiento desde los mapas, a veces hay que detenrse y darle un par de vueltas a lo quemos pero no entendemos en su totalidad.
De eso se trata esta sección, donde queremos ayudar al lector a poner atención a ciertos aspectos relevantes para la conservación de la diversidad marina de la Patagonia chilena y que no necesariamente se explican inmediatamente al ver un archivo de sistemas de información geráfica.
Highway to hell
Aunque nos encanta la canción de AC/DC, cuando visualizamos lo que está ocurriendo con el tráfico de embarcaciones en el mar patagónico chileno, no podemos pensar en otro concepto mejor: esto es una autopista al infierno.
El tráfico marítimo ha sido ampliamente reconocido como un factor importante que afecta a la fauna marina de diversas formas. No sólo el riesgo de colisiones representa un peligro para mamíferos marinos (Laist et al. 2001), sino que potencialmente el ruido submarino emitido puede generar cambios en el comportamiento, la distribución, la abundancia y eventualmente en las dinámicas poblacionales de especies afectadas, (Southall et al. 2007), algo sin antecedentes para la Patagonia.
Debido a que los mares interiores y canales protegidos de la Patagonia son una importante ruta de navegación, y sirven de derrotero entre Puerto Montt, Quellón, Chaitén, Melinka, Raúl Marín Balmaceda, Puerto Chacabuco, Puerto Natales y Punta Arenas, entre otros, presentan un alto nivel de tráfico de diversos tipos de embarcaciones. Este ha incrementado considerablemente durante la última década como resultado del aumento del transporte de carga, combustible, público, actividades turísticas, acuicultura y pesca
En esta imagen de Rodrigo Hucke_Gaete se ve a una ballena azul cerca de centros de cultivo de salmones en la Patagonia chilena.
En los mapas de mas abajo en esta historia explicamos un poco más esta preocupante tendencia que se desplaza, sin cambios, hacia Magallanes.
El mar de la Region de Los Lagos es una auotopista de barcos
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La Región de Aysén ya registra una alta intensidad de tráfico de embarcaciones
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¿Qué le espera a Magallanes?
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Los salmones están por todos lados
Desde su puesta en marcha a gran escala en aguas chilenas, a comienzos de la década de 1980, la industria acuícola ha aumentado más de 140 veces su producción inicial, especialmente en la Región de Los Lagos (Patagonia norte), desde donde proviene más del 90% de la producción nacional (Soto et al. 2020). El cultivo de salmón en Chile se centra en la producción de salmón del Atlántico (Salmo salar). En 2018, Chile ocupó el octavo lugar en la producción acuícola mundial y el segundo en la producción de salmón, generando el 20% de la producción mundial de salmón (FAO 2020). Según Soto et al. (2020), un 47,6% del área destinada y concesionada para la salmonicultura se encuentra en la Región de Los Lagos, mientras que un 38,9 % y 13,5 % se desarrolla en las regiones de Aysén y Magallanes, respectivamente. En todo momento operan entre 300 a 400 concesiones de un total de aproximadamente 1.400 (Figura 3) y el área total concesionada alcanza los 151,2 km2.
Sin embargo, el cultivo intensivo de salmón en la Patagonia tiene efectos considerablemente mayores sobre el medio marino, ya que esta industria:
- Provee alimento suplementario (rico en fósforo y nitrógeno) a las especies cultivadas, provocando eutroficación, floraciones algales nocivas (Soto et al, 2021), hipoxia y en ocasiones anoxia en los ecosistemas aledaños (Niklitschek et al. 2013; León-Muñoz et al. 2018; ver Fig. 4. en Soto et al. 2020: https://www.incar.cl/wp-content/uploads/2021/01/Revista.pdf);
- Genera gran cantidad de desechos plásticos, metálicos, de madera, entre otros (Thiel et al)
- Utiliza una cantidad significativa de antibióticos y otros productos químicos (e.g. pesticidas, desinfectantes y anti-incrustantes) que permean al ambiente marino circundante y afecta a especies nativas (Fortt et al. 2007; Buschmann et al. 2009a,b);
- Es propensa a la ocurrencia de escapes masivos de salmones, con efectos e impactos poco estudiados relativos a depredación y competencia con fauna local (Niklitschek et al. 2013);
Demanda un complejo sistema logístico de centros operativos flotantes, balsas jaula, fondeos, redes y además requiere de un aprovisionamiento y traslado de personal y materiales constante vía aérea y marítima (Buschmann et al. 2009b). Lo anterior se vincula con impactos sobre los mamíferos marinos, que en el caso de delfines resultan afectados por pérdida de hábitat, en lobos marinos por efectos de las técnicas disuasión al acercamiento usando armas de fuego u otros, así como el enmalle accidental en redes o cabos de fondeo por parte de ballenas (Hucke-Gaete et al., 2013).
*Crédito fotografías de apoyo: Nicolás Muñoz. Centro Ballena Azul – Universidad Austral de Chile.
En el mar interior de Patagonia norte ya no hay espacios sin influencia de las salmoneras
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Aysén sufre una gran sobrepocisión entre áreas marinas protegidas y centros salmoneros
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Magallanes aun tiene la oportunidad de demostrar que las regiones pueden ayudar a proteger la biodiversidad marina
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